Trump y Venezuela

Por Omar González Moreno

Bajo la administración de Donald Trump, los venezolanos podemos esperar un enfoque de política exterior que incremente de manera determinante la presión sobre la dictadura de Nicolás Maduro.

Trump seguramente implementará nuevas sanciones contundentes contra altos funcionarios de la tiranía venezolana, sus cómplices, testaferros y allegados, así como a la industria petrolera que solo ha servido para incrementar las ya obscenas riquezas de los llamados “Enchufados”.

Estas sanciones tendrían como objetivo debilitar el poder corruptor y armamentista del régimen, lo que se traduciria en la practica en un apoyo más sólido a la oposición.

La administración Trump favoreceria abiertamente el liderazgo de Maria Corina Machado al reconocer como presidente legítimo a Edmundo González Urrutia, quien le ganó a Maduro, por amplísima ventaja, las elecciones del pasado 28 de julio

Con el nombramiento de su gabinete, claramente identificado con la causa libertaria de Venezuela, se puede anticipar un incremento en el respaldo político a los líderes democráticos en el país que luchan por desalojar del poder a Maduro y sus secuaces.

También se puede esperar un enfoque más intenso en la búsqueda de encontrar una salida a la crisis humanitaria, incluyendo el aumento de la ayuda para los venezolanos, aliviando el sufrimiento que enfrentan millones de compatriotas debido a los miserables salarios que devengan, la destrucción de prácticamente todo el aparato productivo nacional, la corrupcion, la represión, la terrible escasez de alimentos, medicinas y el colapso de los servicios públicos fundamentales.

No se descarta que Trump busque fortalecer alianzas con países latinoamericanos y europeos para unir esfuerzos en la presión contra Maduro, lo que podría resultar en iniciativas conjuntas para promover el cambio en Venezuela.

La retórica anti-comunista de Trump justifica su interés en Venezuela como parte de una estrategia más amplia para contrarrestar lo que considera una amenaza socialista en la región.

Esto podría implicar una respuesta militar en casos extremos de violación de derechos humanos, narcotráfico y apoyo a grupos terroristas que pongan en peligro la seguridad de EEUU y de otros paises del región.

Por ejemplo, cabe destacar la similitud entre la colocación de misiles soviéticos en Cuba en 1962 y la fabricación de drones de uso militar del archienemigo de EEUU, Irán, en Venezuela.

En ambos casos existe similitudes en cuanto a la ubicación de activos militares en países cercanos a los Estados Unidos.

Los misiles en Cuba estaban a solo 90 millas de las costas de Florida, mientras que los drones iranies en Venezuela también representan una amenaza potencial para la seguridad estadounidense debido a su cercanía.

Como se recordará la presencia de misiles soviéticos en Cuba se percibió como una amenaza directa a la seguridad de Estados Unidos, que llevó a la Crisis de los Misiles de Cuba.

De forma similar, el establecimiento de una fábrica de drones militares, iraníes en Venezuela, suficientes para ser artillados con misiles, podría ser visto como una intensificación de las capacidades militares en el hemisferio occidental, generando preocupación en Washington sobre la expansión de la influencia iraní.

En resumen, los venezolanos podemos esperar una mayor presión sobre el régimen de Maduro por parte de la administración de Donald Trump, junto con un soporte activo mayor para la oposición, bajo el liderazgo de la líder María Corina Machado.

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